PRISCILLA NEWMAN

Fundadora y gerente de The Watch Gallery

P.N.“Intentamos que todos nuestros clientes se sientan especiales”

EN EL NÚMERO 626 DE LA DIAGONAL DE BARCELONA SE ENCUENTRA THE WATCH GALLERY, ESPACIO ÚNICO EN SU GÉNERO, DEDICADO A LA VENTA EN EXCLUSIVA DE RELOJES. CUENTA CON UNA GRAN VARIEDAD DE MARCAS, TODAS ELLAS CUIDADOSAMENTE SELECCIONADAS.

CRONOS: The Watch Gallery suma ya más de 25 años de historia y experiencia, ¿Cómo ha evolucionado su clientela?

PRISCILA NEWMAN: La evolución a lo largo de todo este tiempo ha sido notable. Hemos pasado por varias crisis económicas, y eso siempre ha dado lugar a un cambio de clientes. En la época de mayor auge económico, se solicitaban relojes más caros, más complicados, piezas en cierto modo “para presumir”. Cuando llegó la crisis, todo esto cambió radicalmente. Yo soy muy clásica, y el cliente que prefiero es el apasionado de la relojería, el que sabe apreciar el interior de un reloj, y esto es algo que ahora está volviendo.

C.: ¿Qué supuso crear, en 1988, una tienda dedicada en exclusiva a la venta de relojes?

WGL-11~3P.N.: Apenas existía precedente, lo habitual eran las típicas joyerías, espacios muy buenos aunque muy clásicos, que combinaban joyas y relojes. En aquel entonces, la gente me desanimaba; no confiaban en el proyecto. Tengo que agradecer a Patek Philippe que fue una de las primeras grandes marcas que apostó por mí, y a partir de entonces todo cambió, y tras Patek vinieron otras marcas.

C.: ¿Qué criterio sigue a la hora de escoger una nueva marca?

P.N.: sigo un criterio totalmente personal. Hoy en día existen muchas multinacionales que intentan que todas las tiendas tengan lo mismo, y que hablan de surtidos básicos. Y yo creo que las tiendas tienen que poseer su propio criterio y su personalidad. Muchas veces la gente nos dice “tenéis una bonita selección de relojes”, y eso es lo que me hace más feliz. Estamos logrando reunir lo que nos gusta a nosotros, marcas con historia, como Vulcain, con su emblemático movimiento Cricket, o como Bremont, con todo lo que está haciendo por la relojería británica.

C.: Entre las firmas que ofrecen se encuentran algunas ligadas a diseñadores independientes, ¿Es esta una apuesta arriesgada?

P.N.: No, creo que no lo es. Siempre hay alguien que busca algo diferente. Ahora están gustando mucho pequeñas marcas, como Junghans, con su icónico «Max Bill». La hemos recuperado, después de 20 años, y se vende tan bien ahora como entonces porque ofrece unos diseños que son eternos.

foto 1 (2)C.: ¿Por qué marcas siente usted especial predilección?

P.N.: siento cariño por todas las marcas que tengo. Con Patek existe una gran afinidad, no cabe duda, pero también me gusta Zenith, F.P. Journe, Ulysse Nardin y Vulcain, y en otra gama de precios, siento un gran cariño por Bremont y Hamilton… Tenemos marcas originales, como Sevenfriday y QlockTwo.

C.: ¿Podría explicarnos los servicios que ofrece The Watch Gallery? ¿De qué manera se implica en la venta de un reloj?

P.N.: Todos nos implicamos en todo, de manera personal. Intentamos ayudar al cliente lo máximo posible. Ofrecemos información técnica, servicios posventa, y también indagamos en cómo es la persona para ofrecerle aquel reloj que mejor se adapta a su personalidad, porque el reloj, como objeto de lujo, constituye también una experiencia.

Trabajamos con la casa de subastas Antiquorum, que vienen cada 3 o 4 meses, y organizamos un día de Antiquorum. Todos nuestros clientes pueden traer sus relojes, sin compromiso, con absoluta discreción y sin ningún cargo. Se les realiza una valoración y se les informa sobre lo que pueden conseguir en subastas.

C.: ¿Tienen algún proyecto de futuro?

P.N.: En estos momentos estamos preparando un catálogo de productos, muy pequeño y manejable, fácil de llevar.

En cuanto a grandes proyectos de futuro, ya estamos bien tal y como estamos. Somos una relojería cercana, con muchos clientes de la zona, y a la que también acuden numerosos turistas. Intentamos que todos se sientan especiales, tanto el cliente nacional como el internacional. Contamos, por ejemplo, con una serie de clientes americanos muy interesantes.

Abr.01, 2016