Breitling acaba de lanzar un diseño actualizado de su reloj deportivo náutico. La nueva colección rememora la estética simplificada del SuperOcean Slow Motion original de los años 60 y 70, a la vez que añade prestaciones modernas y una paleta de colores vivos. Además, ya no es estrictamente
un reloj de buceo: con él podrá hacer surf, nadar e ir al chiringuito de la playa.
En la década de 1960, el emergente deporte del buceo estaba de moda, inspirado por las aventuras del explorador oceánico Jacques Cousteau. En el buceo, el tiempo –medido casi
exclusivamente en minutos– lo era todo, y Breitling quería no solo ofrecer el mejor relojherramienta para ello, sino darle un toque de estilo.
Para crear este primer SuperOcean, los diseñadores de Breitling eliminaron todas las prestaciones superfluas que no satisfacían las necesidades de los buceadores debajo del agua. Se introdujo en la esfera un anillo de alto contraste para la escala crucial de los minutos.
Se eliminaron los índices sutiles en favor de gruesos bastones luminiscentes para una fácil legibilidad. Y se adoptó la medida más audaz de todas: Breitling eliminó el segundero, ya que los buceadores en realidad no lo necesitan. En su lugar se creó un revolucionario cronógrafo basado en minutos, apodado el «Slow Motion» porque tardaba una hora en hacer una rotación completa de la esfera.
Hoy, Breitling ha lanzado un nuevo Superocean que rememora la filosofía de reloj-herramienta simplificado Slow Motion. Y, aunque la colección ha sido revisada para satisfacer las necesidades
de los usuarios modernos (el segundero era, por supuesto, imprescindible), un ojo agudo detectará varios guiños de diseño dedicados al original.
La colección se ha presentado a los medios, distribuidores e influencers en el festival de surf y motociclismo Wheels & Waves de Biarritz. El evento se produjo tras un día de actividades de temática marina con visitas sorpresa de personalidades europeas del surf y de la pantalla.
Estaban presentes surfistas como Andrew Cotton, Jérémy Florès y Natxo González, así como
los actores Guillaume Canet de Francia y Álvaro Morte de España.
En el festival, el CEO de Breitling, Georges Kern, dijo: «Hay cierto parecido con el aspecto de la mayoría de relojes de buceo, pero el Slow Motion siempre se diferenció del resto. Por ello nos complace presentar nuestra versión moderna de este clásico, el Superocean» totalmente renovado.
HECHO PARA EL MAR
Disponible en cuatro tamaños (46, 44, 42 y 36 mm), las esferas de colores vivos se combinan con las
tres opciones del metal de la caja: acero, acero-oro y bronce. La aleación especial utilizada en las versiones en bronce de 44 y 42 mm ofrece una excelente resistencia a la corrosión, pero con el tiempo
desarrolla una sutil pátina que hace que el reloj sea aún más único. Las dos opciones de correa (correa deportiva de goma y el nuevo brazalete metálico de tres eslabones) tienen un cierre mariposa
que permite microajustes de hasta 15 mm para facilitar su uso sobre ropa y trajes de buceo.
Aparte de su aspecto estupendo, el nuevo Superocean también es una maravilla técnica. Con
hermeticidad al agua hasta 300 m (1000 ft), presenta manecillas anchas e índices recubiertos de Super-LumiNova® para una legibilidad excepcional bajo el agua. Su bisel con incrustaciones de cerámica a prueba de arañazos significa que nunca se desgastará ni decolorará. Para mayor
seguridad, el bisel es unidireccional en la mayoría de los tamaños y bidireccional con un bloqueo
patentado en el modelo de 46 mm. El reloj también es resistente a los golpes, la arena y el agua salada. Su Calibre 17 de Breitling, automático, cuenta con una garantía de dos años y una reserva de marcha de aproximadamente 38 horas.
Lo mejor de todo es que está de vuelta el minutero cuadrado del Slow Motion. Así como la escala
de minutos de alto contraste. Los aficionados recordarán también «el punto», una ventana circular situada a las 6 que mostraba diferentes colores dependiendo de si el cronógrafo basado en minutos estaba activo, pausado o inactivo. En el nuevo Superocean, hay un círculo cerca de la punta de la manecilla del segundero que hace un guiño a aquella característica tan apreciada.