Las veleidades del tiempo que rige nuestras vidas dependen del calendario gregoriano. Dicho calendario nació de la necesidad de llevar a la práctica uno de los acuerdos del Concilio de Trento: el de ajustar el calendario para eliminar el desfase producido desde un concilio anterior, el de Nicea, que había fijado el momento astral en el que debía celebrarse la Pascua, y en relación a esta, las restantes fiestas religiosas móviles. Es decir, en el fondo era necesario adaptar el tiempo civil al tiempo real.
En el Concilio de Nicea -año 325- se había determinado que se conmemorase la Pascua el domingo siguiente al plenilunio posterior al equinoccio de primavera en el hemisferio norte, y al equinoccio de otoño, en el hemisferio sur. Aquel año, el equinoccio había tenido lugar el 21 de marzo, pero con el paso del tiempo, la fecha del acontecimiento se había ido adelantando, hasta el punto de que en 1582, el desfase era ya de 10 días.
Tal desfase se producía por un cómputo inexacto del número de días con que cuenta el año real. El calendario juliano incluía un año bisiesto cada cuatro, y consideraba que el año trópico estaba constituido por 365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. Estos más de 11 minutos anuales habían sido los causantes de que en 1.257 años se hubiera acumulado un error aproximadamente de 10 días.
El calendario gregoriano atrasa cerca de 1/2 minutos cada año, lo que supone que se requiera el ajuste de un día cada 3.300 años. Esta diferencia se debe a que la traslación de la Tierra alrededor del Sol no coincide con una cantidad exacta de días de rotación de la Tierra alrededor de su eje. Para hacer coincidir el año con un número entero de días, se requieren ajustes periódicos cada cierta cantidad de años. De la regla general del bisiesto cada cuatro años, se exceptuaban los años múltiplos de 100, excepción que a su vez tenía otra excepción, la de los años múltiplos de 400, que sí eran bisiestos. Según el calendario gregoriano, cada 400 años el año bisiesto se suspende por tres siglos consecutivos, y se restablece en el cuarto siglo. Por ejemplo, en 2100, 2200, 2300 y otros, el año bisiesto se omite, mientras que en 2000, 2400, 2800 y otros, se restablece.

EL CALENDARIO APLICADO A LA RELOJERÍA
A lo largo de la  historia, los relojeros, interesados por ofrecer un transcurrir del tiempo más completo, han ido adaptándose al calendario gregoriano de diferentes maneras. Los relojes con calendario se dividen en calendarios completos, anuales o perpetuos. Los primeros son los mecanismos más sencillos de entre los calendarios: proporcionan las indicaciones de fecha, mes y día de la semana, pero deben ser corregidos manualmente al final de todos los meses con menos de treinta y un días. Los calendarios anuales, por su parte, proporcionan las mismas indicaciones que los calendarios completos, pero respetan las duraciones efectivas de los meses de treinta y de treinta y un días, aunque necesitan ser corregidos una sola vez al año, al final del mes de febrero. De hecho, este tipo de calendario atribuye al mes de febrero una duración de treinta días.
En cuanto a los calendarios perpetuos, estos están provistos de un dispositivo mecánico que permite al movimiento pasar autónomamente del 30 al 1 en los meses convenientes, pasar del 28 al 1 de febrero y reconocer el 29 de febrero en los años bisiestos.

UNA COMPLICACIÓN HISTÓRICA
Uno de los primeros relojes históricos a los que hay que hacer mención es el mítico “Nº 160”, conocido como “María Antonieta”, de Abraham Louis Breguet. Entre sus complicaciones incluía el calendario perpetuo y la ecuación del tiempo. Este reloj no se completó hasta el año 1827, 4 años después de que muriera el famoso relojero. Sin embargo, en los siglos XVIII y XIX, los relojes de bolsillo con calendario perpetuo eran muy escasos.
En el siglo XIX, la firma Leroy & Co., ubicada en Besançon, realizó una obra maestra con calendario perpetuo; por la ventanilla se indicaba incluso el año del 1900 al 1909. El disco funcionaba solo para una década y estaban disponibles nueve para garantizar un siglo de indicaciones.
Otra pieza de carácter histórico que ocupa un puesto de honor en cuanto a calendarios perpetuos se refiere es el “Graves”, realizado por Patek Philippe, por encargo del coleccionista y multimillonario estadounidense Henry Graves. Este excepcional reloj de bolsillo, con sistema de cuerda en la anilla, estaba dotado de todas las complicaciones que existían en su época: repetición de minutos en tres timbres, calendario perpetuo con fases y edad de la Luna, indicación de la salida y puesta del Sol, ecuación del tiempo, etc. Esta misma firma realizó un primer calendario perpetuo de pulsera en el año 1925, transformando un reloj de señora en pendiente que había realizado en 1898. Incorporaba un mecanismo de 12” y ofrecía también indicación de fases lunares.
Ya en el año 1978, Audemars Piguet diseñó el primer calendario perpetuo automático extraplano, lo que supuso un gran acontecimiento. En 2008, 30 años después, los relojeros de Le Brassus rindieron homenaje a esta innovación con una edición de aniversario limitada a 90 ejemplares.
Podemos destacar el “Langematik Perpetuo” de A. Lange & Söhne, que reúne varios altos logros relojeros: se trata del primer reloj de pulsera automático, que combina calendario perpetuo, gran fechador y Zero-reset patentado, en el que las indicaciones del calendario y de las fases lunares se pueden ajustar tanto por separado como todas juntas con un pulsador principal. O el “Aeternitas” de Franck Muller, que incluye un dispositivo que realiza un giro completo en cien años para no mostrar el año bisiesto en los años llamados “seculares”, es decir, no divisibles por 400, como establece el calendario gregoriano.

UNA COMPLICACIÓN EN AUGE
La del calendario perpetuo es una complicación que en la actualidad continúa estando en pleno auge. Las firmas de alta relojería nos sorprenden día a día con nuevos y variados prodigios, como el “L.U.C. Lunar One” de Chopard, o el “Lange 1”, la propuesta descentrada de A. Lange & Söhne. IWC ha adaptado con maestría su colección “Top Gun” a esta complicación, y Piaget ha dado en el clavo una vez más con su fino “Emperador XL”, un calendario perpetuo de tan solo 5,6 mm. Patek Philippe ha combinado, en su “Split-Seconds Chronograph and Perpetual Calendar”, un cronógrafo y un calendario perpetuo, e incluye un mecanismo de rattrapante de nueva concepción.
La de calendario perpetuo es además una función que se presta a la pluricomplicación, tal y como lo demuestran recientes creaciones como el “Grand Complication” de A. Lange & Söhne o el “Royal Oak Offshore Grand Complication de Audemars Piguet, el  “Portugues Sideral Scafusia” de IWC o el “Sky Moon Tourbillon” de Patek Philippe, entre otros.

ENGRANAJES PERFECTOS
En la esfera de los calendarios perpetuos encontramos una manecilla que discurre por cuatro sectores numerados que indican si el que está en curso es un año bisiesto o no. En estos relojes también se produce automáticamente el paso del mes. Si se mantienen siempre con la suficiente carga, estos relojes están programados hasta el año 2100, que no tendrá 29 de febrero, por lo que deberán ser intervenidos manualmente.
Para poder proporcionar la información correcta de la fecha en paso del mes, el mecanismo se vale de una rueda dentada con cavidades y prominencias de alturas calibradas: las prominencias corresponden a los meses de 31 días, las cavidades a los de 30 días y una cavidad más profunda al 28 de febrero. Un juego de palancas y levas detecta la posición que toma la leva y la traduce en uno o más avances de la fecha a final de mes.

Aeternitas Mega 4
Para calcular el año bisiesto existen dos tipos de ruedas. Una tiene las 12 prominencias y cavidades a lo largo de un arco de 90º, completa un giro cada 4 años y, en uno de los cuatro cuartos, tiene una cavidad menos profunda para el 29 de febrero. Cada año este pestillo completa un cuarto de giro, hasta mostrar un lado menos limado que los demás en correspondencia con el año bisiesto.

COMPONENTES DEL “LANGEMATIK PERPETUO”
1. Rueda de las horas que gira una vez cada 12 horas.
2. Rueda de 24 horas.
3. Lengüeta de acoplamiento sujeta a la rueda de 24 h  que hace avanzar el mecanismo del calendario por medio de la palanca.
4. Palanca.
5. Gran balancín.
6. Disco con 48 escalones, que gira solo una vez cada cuatro años, dotado de entalladuras de diferente profundidad.
7. Lengüeta de contacto del gran balancín. Si la lengüeta se queda en el borde exterior del disco de 48 escalones, el cambio de mes se completa al cabo de 31 días. Las entalladuras más planas corresponden a los meses con 30 días, y las más profundas de todas se reservan al mes de febrero con 28 días.

Jun.07, 2013