LA MODA CUENTA CON SEGUIDORES INCONDICIONALES, QUE SUCUMBEN A SUS A MENUDO TiRÁNICOS DICTADOS, Y TAMBIÉN DEBE ENFRENTARSE, CÓMO NO, A FEROCES DETRACTORES. SIN EMBARGO, NO CABE DUDA DE QUE EN NUESTRA SOCIEDAD, TAL Y COMO ESTÁ ESTABLECIDA, SU PRESENCIA SE HACE NECESARIA. EL SECTOR DE LA RELOJERÍA NO PODÍA MANTENERSE AL MARGEN, Y LOS INFLUJOS DE LA MODA SE APRECIAN DE UNA U OTRA MANERA.
Por exigencias de la producción y para que el mercado se mantenga y funcione correctamente, se requiere un sistema capaz de incentivar el consumo. Es preciso que la sociedad de masas desee renovar o ampliar sus posesiones, que sienta la necesidad de consumir. Y la economía occidental ha convertido a la moda en motor del consumo.
De esta manera, la moda se entiende como un sistema periódico que introduce cambios de estilo de vida en los individuos, y que alcanzó su pleno apogeo en el siglo XX, con el desarrollo de los medios de comunicación. Con el apoyo de estos, establece ciclos muy cortos -que pueden durar apenas meses-, y afecta a los diferentes aspecto de la vida: vestuario, decoración, urbanismo, arquitectura, consumo cultural y, por supuesto, a la relojería y a la joyería.
Impulsada de un modo extraordinario por la publicidad y la información, la moda llega a constituir el ecosistema en el que desarrollan su vida activa los ciudadanos de la sociedad de consumo. Es, al mismo tiempo, una forma más de distinción social y de estratificación. Ir a la moda constituye casi un mandato de obligado cumplimiento.
ACELERAR LA COMERCIALIZACIÓN
Las modas se presentan como el mecanismo ideal para acelerar la comercialización de la producción. Cuanto más rápida sea la sucesión de modas y cuanto más se diferencien unas de otras, mejor. Conviene que sean distintas, ya que así es más difícil que lo que caracteriza a una moda no siga vigente cuando esta ya ha sido sustituida por otra.
Lo cierto es que somos grandes consumidores de “lo nuevo”. Lo nuevo tiene un poder de atracción considerable porque se supone que es el resultado de la acumulación de una serie de experimentaciones, y se considera, además, símbolo de progreso. Lo nuevo desplaza a lo viejo: un concepto que satisface plenamente a la masa y que está anclado en su propia psicología.
LA REVOLUCIÓN DEL SECTOR
Cuando los relojes moda -es decir, aquellos desarrollados por marcas de moda o que se ceñían a los criterios de la misma- entraron en el sector, los fabricantes de relojería tradicionales los miraban con desdén. Sin embargo, pronto tuvieron que aceptar una nueva realidad: los advenedizos se estaban haciendo con grandes porciones del mercado de la gama media. El motivo de tal fenómeno era que, a diferencia de las compañías consolidadas, las marcas de moda ofrecían muchas ventajas: presencia internacional, creatividad sin límites y mucho dinero para invertir en marketing y publicidad.
La reacción no se hizo esperar. El Grupo Swatch, que ya contaba con una destacada cultura industrial, enseguida percibió el peligro. Contaba, por otra parte, con la ventaja de que su firma Swatch ya estaba relacionada con el sector de la moda, pues presentaba cuatro colecciones al año. Enseguida el grupo formó una fuerte alianza con el diseñador de moda americano Calvin Klein.
MODA Y ALTA RELOJERÍA
Los grandes fabricantes suizos se vieron afectados también por la creciente influencia de las marcas de moda, así como por sus elaborados métodos de marqueting. Patek Philippe, por ejemplo, lanzó su colección femenina “Twenty Four”, con la que se pretendía combatir la presión ejercida por las marcas de moda. Y lo mismo podemos decir de colecciones ya míticas como las líneas “Happy Diamonds” y “Happy Sport” de Chopard. En cierto modo, hay que agradecer al mundo de la moda el redescubrimiento del mercado femenino, que había estado bastante ignorado por gran parte de la alta relojería.
En la relojería tradicionalmente considerada “para caballero”, también se aprecian características evolutivas y apariciones de temporada que en ocasiones responden a otras similares explotadas por el mundo de la alta costura. En esta línea, podríamos considerar que son fruto de la moda tendencias tales como las correas de caucho, las esferas negras, las cajas sobredimensionadas, el uso estético de la fibra de carbono, la enorme proliferación de relojes de estilo racing, los que apuestan por un negro absoluto y los que, por el contrario, empiezan a apuntarse a un etéreo blanco.
Por otra parte, el innegable influjo de la moda se deja sentir asimismo en la manera en la que las grandes firmas presentan sus novedades, lanzan sus productos y desarrollan sus estrategias de marqueting. Cada vez más, en sus lanzamientos internacionales, los relojes se envuelven en una creciente teatralización.
DISEÑO Y CREATIVIDAD
Las marcas de moda han sido capaces de crearse un estilo propio que las diferencia e identifica. Garantizan la calidad de sus mecanismos, aunque invierten, sobre todo, en el diseño. El principal mérito de estas firmas es el de explotar al máximo la creatividad, que se manifiesta a través de diversas y variadas colecciones. Cada temporada, cada cambio estacional, cada fecha representativa del calendario puede merecer su colección. De esta manera, nos encontramos con series dedicadas ya no solo a la primavera o al invierno, sino al día del padre, de la madre, de San Valentín. Y esto es a algo a lo que también nos están acostumbrando firmas clásicas de Alta Relojería.
De hecho, las marcas moda pueden llegar a imponer estilo y tendencias a las firmas más convencionales, extendiendo su influencia más allá de su propio campo.
Nov.24, 2014