QUINTING
Transparencia absoluta
En el arte relojero siempre ha apasionado la transparencia, una visión aparente y diáfana, que parezca oponerse en cierta manera a la realidad. Y de ahí el éxito y la fascinación que provocan en los aficionados a la alta relojería los relojes misteriosos.
En el año 1993, cinco creadores (tres relojeros, un ingeniero de automoción y un experto en electromecánica) fascinados por esta idea, decidieron unir esfuerzos para aportar la invisibilidad a un cronógrafo de pulsera. El primer paso fue el de crear la compañía Quinting, que tomaba su nombre del más joven de los ingenieros, René Quinting. Su objetivo: combinar las técnicas centenarias de la relojería suiza con las innovaciones aportadas por industrias tan innovadoras como la aeronáutica, la óptica o la automoción.
En 1999 vio la luz el primer prototipo de cronógrafo transparente, aunque la comercialización de esta pieza requirió otro año de trabajo, puesto que prácticamente todos los componentes del calibre debían ser elaborados a medida. En el proceso de elaboración en serie del primer modelo resultó decisiva la actuación del ingeniero de investigación del grupo, Pascal Berclaz, actual presidente de la firma. En el año 2000, Quinting lanzó al mercado su primer reloj, el “Cronógrafo Misterioso”, con funciones horarias, minutos, cronógrafo y pequeño segundero.
El primer movimiento de la firma fue el Quinting Tech-1, compuesto por 11 discos de zafiro, al que le siguieron el Tech-2 y el Tech-4 -cada uno con 9 discos-, y el Tech-5, formado por 7 discos, para una indicación de hora y minutos. En el Tech-6, 8 discos permitían la incorporación de la indicación de las fases lunares. En 2006, el “Cyclone” se ofrecía como un regulador que, al igual que un tourbillon, contrarrestaba el efecto de la gravedad sobre la precisión.
En 2012 se creó la colección “Hypnose”, en la que se algunas piezas clásicas de la marca ostentaban una significativa novedad: algunos de los discos de zafiro de sus mecanismos habían sido sustituidos por discos de acero inoxidable pulido.
Por otra parte, los discos de zafiro y la transparencia han permitido desarrollar colecciones y modelos artísticos, con sus discos decorados a mano con piedras preciosas o con motivos personalizados.
MÁGICA SOLUCIÓN
La increíble transparencia de los relojes Quinting se debe a que sus movimientos están elaborados con finos discos de zafiro superpuestos. Los distintos discos son previamente metalizados y cubiertos con un tratamiento antirreflectante.
Los discos se colocan en paralelo, separados entre sí por distancias de entre 0,08 y 010 mm, y deben ser totalmente concéntricos. Al relojero que trabaja se le exige una gran precisión en su trabajo –superior a la que requiere la manipulación de un metal-, ya que el zafiro no es un material flexible.
Los movimientos son íntegramente montados a mano por los relojeros de Quinting, en sus talleres de Ginebra. Hay que tener en cuenta que, dada la absoluta transparencia de los calibres, una simple mota de polvo entre los discos podría dar al traste con el resultado final; para evitarlo, las operaciones de ensamblaje se llevan a cabo en salas “blancas”, en las que el aire se renueva varias veces por hora.
El corazón latiente que da vida al reloj es electromecánico, es decir formado por un dispositivo electrónico con regulador de cuarzo alimentado por una batería.