RELOJES DE ESPÍRITU UNDERGROUND
Algo salvaje
Por lo general, se relaciona la relojería suiza con clasicismo, con el peso de la tradición, con una serie de convenios y concepciones de apariencia inamovible. Sin embargo, los auténticos apasionados del mundo del reloj saben perfectamente que tal afirmación no es cierta. Cuando nos referimos a relojería, estamos hablando de una industria inquieta, que busca la evolución, que desea romper con los esquemas clásicos, o al menos resolverlos a través de caminos innovadores.
Tal espíritu innovador se aprecia cada día a través de novedosas soluciones técnicas, que en ocasiones parecen querer rozar lo imposible; recursos rupturistas que se ocultan tras fachadas a menudo de un clasicismo exquisito. Las evoluciones en cuanto a diseño están también a la orden del día, y las tendencias estéticas se suceden, adaptan y modifican marcando el gusto de las nuevas generaciones.
Sin embargo, existen algunas marcas que se atreven a ir aún más lejos, buscando, en cierto modo, la provocación, e imprimiendo a sus relojes un carácter rompedor, rebelde e incluso salvaje. Relojes cuyos diseños parecen querer rozar el lado más oscuro de la vida.
Estas propuestas únicas y sorprendentes rinden homenaje a la insolencia de los tatuajes, de los grafittis urbanos más elaborados y de los siempre intimidadores Ángeles del Infierno, que sobre sus imponentes Harley-Davidson se erigen como modernos caballeros andantes.
En nuestros días, y a través del mundo de la moda y de la alta costura, la imagen de la calavera se ha frivolizado. Se utiliza como mero elemento estilístico, que decora estampados y prendas varias. También la joyería se ha hecho eco de tal tendencia, y los cráneos desnudos más diversos, con sus hieráticas sonrisas, decoran todo tipo de piezas joyeras.
Pero la de la calavera, no es en absoluto una moda pasajera. Su presencia ha sido habitual, desde la antigüedad, en numerosas culturas y en distintas facetas artísticas.
En relojería, la pasión por las calaveras se remonta a los siglos XVI y XVII. En el museo del Louvre se conserva el reloj que María Estuardo regaló a Mary Seaton, una de sus damas de honor. Se cree que lo construyó Moyant A. Blois, y data de alrededor del año 1570. Se trata de una miniatura de 5 cm y medio de diámetro, y su caja de plata posee la forma de una labrada calavera.
En nuestros días, hallamos diversas creaciones relojeras inspiradas en el “rostro de la muerte”. Este sería el caso de Richard Mille, Hublot, Bomberg o Strom, entre otras.
DISEÑOS POCO COMUNES
También de carácter provocador son aquellos modelos que evocan, en cierto modo, lo prohibido, el peligro. La firma Artya cuenta con un modelo equipado con una esfera-barrilete, que muestra una bala a las 8 h, elaborada en ArtyOr, una nueva aleación patentada. La esfera gira con cada movimiento de la muñeca, como si se tratara de una ruleta rusa. Según la firma, el reloj nos recuerda que “podemos ver la hora, pero que realmente no sabemos cuándo llegará nuestra hora”.
Otros relojes reproducen o buscan la singularidad y la fiereza del mundo animal, con cajas de diseños atrevidos, que simulan la cabeza de animales salvajes.
No faltan, por otra parte, aquellos diseños de alma grafittera, o que adquieren colores ácidos y luminosos, de apariencia casi radiactiva. Sin olvidarnos de la inspiración futurista, que recrea auténticas naves espaciales en la muñeca.
Ene.27, 2015