El modelo Monaco nació de la visión y el espíritu pionero de Heuer. Medio siglo después, este emblemático reloj será homenajeado a lo largo de 2019 con eventos en Europa, Estados Unidos y Asia, en cada uno de los cuales se presentará un nuevo TAG Heuer Monaco de edición limitada como reconocimiento de aquel primer reloj que atrajo la atención mundial hace 50 años. Un nuevo libro titulado Paradoxical Superstar recogerá los hitos históricos y técnicos de este inverosímil icono y estará disponible a partir de mayo de 2019 en las boutiques de TAG Heuer y a través de su página web.
Al igual que sucede con tantos clásicos icónicos del diseño, el modelo Monaco de Heuer (TAG no aparecía aún en el nombre de la empresa) trajo consigo una división de opiniones. Cuando fue presentado en dos conferencias de prensa simultáneas, celebradas el 3 de marzo de 1969 en Nueva York y Ginebra, casi nadie reaccionó con demasiado entusiasmo. El reloj mostraba un diseño radical en todos sus aspectos: la esfera azul metalizado, las agujas en rojo y azul celeste, la caja cuadrada, la corona situada a la izquierda…
«Queríamos crear un producto excepcional e innovador, algo vanguardista», dijo Jack Heuer, Presidente Honorífico de TAG Heuer. «Al ver la caja cuadrada, supe de inmediato que estaba ante algo especial. Hasta ese momento, splo se habían utilizado cajas cuadradas en relojes de vestir, ya que no era posible hacerlas herméticas al agua. Pero decidimos seguir adelante con aquel disenño tan poco convencional y negociamos el uso exclusivo de esa caja revolucionaria en el cronógrafo de pulsera Monaco».
El atrevido diseño del reloj Monaco lo hacía reconocible al instante y suponía un complemento perfecto de la tecnología avanzada que la manufactura relojera suiza presentaba simultáneamente: la primera caja cuadrada hermética al agua y el Calibre 11, el primer movimiento cronógrafo con cuerda automática. El Calibre 11, resultado de tres años de estrecha colaboración entre las marcas relojeras Heuer, Breitling y Hamilton, se convirtió en el primer cronógrafo automático. Jack Heuer, entonces CEO de Heuer, pese a no ser tampoco un fanático del diseño de reloj, creyó que aquellas innovaciones tan profundas reclamaban un diseño que llamara la atención. Y eso es exactamente lo que hacía el modelo Monaco. Un diseño tan disruptivo era difícil de fabricar, y tampoco disfrutó de popularidad inmediata entre amantes y coleccionistas de los relojes, pero aun así se mantuvo en la colección.