IWC

BUSCANDO LA PERFECCIÓN

IWC ES UNA FIRMA QUE DESDE HACE MÁS DE 140 AÑOS SE HA FIJADO COMO OBJETIVO ESTABLECER PERIÓDICAMENTE NUEVOS HITOS, TANTO TÉCNICOS COMO ESTÉTICOS, A TRAVÉS DE LOS CUALES DESEA ALCANZAR LA EXCELENCIA. SUS CREACIONES DE ESTE AÑO, PERTENECIENTES A LA COLECCIÓN “DA VINCI”, SE MANTIENEN EN ESTA LÍNEA, Y REFLEJAN LA CAPACIDAD DE INVENCIÓN DE LOS RELOJEROS DE LA CASA Y DE SU AMOR POR LA ARTESANÍA RELOJERA.

La historia de IWC se inició con el ingeniero y relojero americano Florentine Ariosto Jones, que con 27 años era ya director de la fábrica de relojes F. Howard & Cie. En Boston, una de las principales fábricas americanas de relojes de la época.

Al contrario de quienes buscaban fortuna en el nuevo mundo, Jones se dirigió al viejo continente, concretamente a Suiza, un país que por aquel entonces contaba con mano de obra barata, para fundar la International Watch Company. Con la maquinaria más moderna procedente de ultramar y un personal altamente cualificado, pretendía fabricar relojes de gran calidad para el mercado americano.

Más adelante, Jones conoció al industrial Heinrich Moser de Schaffhausen, con quien se alió. En Schaffhausen Moser había instalado una central hidráulica accionada por agua del Rin, y la energía motriz se llevaba directamente a la fábrica. Además, desde 1857 Shcaffhausen disponía ya de una conexión ferroviaria y estaba viviendo un extraordinario boom económico. En 1868, F.A. Jones fundó su fábrica de relojes, la IWC International Watch Co.

DEL RELOJ DE BOLSILLO AL DE PULSERA

La manufactura dio muestras de su espíritu de innovación ya en 1885 con los primeros relojes de bolsillo con indicación digital, según la patente Pallweber. Dichos relojes disponían de una revolucionaria indicación digital con ventanilla para las horas y los minutos. Posteriormente, IWC desarrolló mecanismos de reloj de bolsillo de precisión cronométrica.

A finales del siglo XIX, IWC montó el movimiento de relojes de bolsillo de señora calibre 64 en los primeros relojes de pulsera. Los primeros movimientos de reloj de pulsera propiamente dichos aparecieron en 1915 con el calibre 75 sin segundero y el calibre 87, fabricado en forma tonneau.

En 1946 causó impresión el calibre 898 –la primera construcción del entonces Director Técnico de IWC, Albert Pellaton- por sus extraordinarias cualidades de marcha. Pellaton realizó su obra maestra en 1950 con la cuerda a la que le dio su nombre: la cuerda Pellaton, el primer movimiento automático de IWC.

Para la creación del “Ingenieur”, concretamente, los técnicos de Schaffhausen se fijaron como objetivo la fabricación de un reloj de alta precisión, totalmente protegido y que se diera cuerda a sí mismo aprovechando los movimientos del brazo de su portador. Como resultado, surgió la primera versión del “Ingenieur”, que data de 1955, que marcó un hito con los entonces revolucionarios mecanismos automáticos de IWC, calibre 852 y 8521, con y sin indicación de la fecha, segundero central y sobre todo con el blindaje antimagnético de una eficacia sin igual gracias a la jaula de hierro dulce.

TRADICIÓN AÉREA

En los años treinta salió a la luz el primer reloj especial para aviadores, con un mecanismo antimagnético. En 1940 el “Gran Reloj de Aviador” con calibre de reloj de bolsillo 52 S.C. marcó otro hito importante. Hacia 1948 siguió el primer reloj con blindaje contra los campos magnéticos, el “Reloj de Aviador Mark 11”. Este dispositivo de protección se utilizaría más adelante también para el mencionado “Ingenieur” y hoy forma parte del estándar de muchos relojes de la casa.

El “Mark 11” de 1957, equipado con el calibre 89, estuvo durante muchos años al servicio de la Royal Air Force.

NACE EL MÍTICO PORTUGUÉS

A finales de los años treinta del siglo XX, dos importadores de relojes portugueses se presentaron en la manufactura de Schaffhausen para encargar unos relojes de pulsera en cajas de acero que aseguraran la misma precisión de un cronómetro marino. Dado que en aquella época solo era posible cumplir este deseo con un movimiento de reloj de bolsillo, IWC colocó un movimiento de saboneta (en el que la corona de cuerda se encontraba en la parte derecha) en una caja de reloj de pulsera.

Cabe destacar que muchos son los retos superados por IWC a lo largo de su historia, entre los que podemos destacar los siguientes: en 1978, resultado de una colaboración que duraría 20 años con el diseñador F.A. Porsche, surgió el primer reloj totalmente antimagnético; en 1982 surgió el primer reloj de buceo, con caja de titanoi sumergible hasta 2000 m, el “Ocean 2000”; el “Da Vinci”, un cronógrafo mecánico con calendario perpetuo, fue el primero programado por adelantado para 500 años.

En el año 1990, IWC realizó su primer “Grande Complication” de pulsera, una maravilla mecánica compuesta por 659 piezas, con repetición de minutos, calendario perpetuo, indicación de las fases de la Luna, cronógrafo y mecanismo automático.

En el tercer milenio aparecieron nuevos signos distintivos y se establecieron nuevos hitos. Entre estos se encuentra el calibre 5000, una lograda síntesis de la vieja y de la nueva tecnología de IWC, equipado con una indicación de reserva de marcha de nuevo diseño y de un barrilete sobredimensionado que aseguraba una reserva de marcha de hasta siete días.

En 2017, IWC ha dedicado su producción a la línea “Da Vinci”.

NUEVA COLECCIÓN DA VINCI

La colección “Da Vinci” 2017 recupera el emblemático código de diseño de los años 80 y se presenta con la clásica forma de caja redonda. Para señora se han creado el “Da Vinci Automático 36” y el “Da Vinci Automático Fases de la Luna 36”, mientras que el “Da Vinci Automático” es un modelo unisex. Dos relojes “Da Vinci” están provistos de nuevos calibres de la manufactura IWC, que permiten nuevas e innovadoras combinaciones de complicaciones. Destacan de manera especial el “Da Vinci Calendario Perpetuo Cronógrafo” y e “Da Vinci Tourbillon Rétrograde Cronógrafo”.

BLINDAJE ANTIMAGNÉTICO

Ya hemos destacado que uno de los grandes logros de IWC ha sido el de su blindaje antimagnético. Y es que al igual que una gran parte de los relojes de aviador, también una parte de la familia de relojes “Ingenieur” está óptimamente protegida contra las influencias externas, provenientes de los campos magnéticos, gracias a una caja interior de hierro dulce. El fondo interior, el anillo del movimiento y la esfera son de hierro puro y conducen especialmente bien las líneas del campo magnético alrededor del movimiento. Esta combinación impide que estos campos magnéticos penetren en el movimiento y garantiza su más alta precisión, en todo tipo de situaciones. Con un blindaje de hasta 80.000 amperios por metro, según el modelo, supera en más de dieciséis veces la norma suiza para los relojes antimagnéticos.

UNA FILOSOFÍA PARTICULAR

Schaffhausen se presenta como una auténtica isla en el paisaje relojero suizo, pues la mayor parte de la industria relojera se ubica en la Suiza Occidental. Esta particular situación geográfica ha fomentado desde 1868 una filosofía especial, claramente enfocada hacia la tecnología y el desarrollo. La empresa se ha forjado un nombre internacional gracias a su pasión por las soluciones innovadoras y a su espíritu técnico-inventivo.

 

 

 

Jun.02, 2017