A LO LARGO DE SU HISTORIA, Y DESDE LA ÉPOCA DE LOS GRANDES CRONÓMETROS MARINOS, LA RELOJERÍA HA ESTADO LIGADA A LOS RETOS MÁS INCREÍBLES, A LAS MÁS DIVERSAS AVENTURAS PROTAGONIZADAS POR LA HUMANIDAD. Y ES QUE EN SITUACIONES DE ALTO RIESGO, EN LAS QUE EL ÉXITO DEPENDE DE UN SEGUNDO, CONTAR CON UNA PRECISA HERRAMIENTA PARA LA MEDIDA DEL TIEMPO SUPONE UNA GARANTÍA DE ÉXITO.

LA TIERRA Y LA LUNA

Existen aventuras únicas, tremendamente ambiciosas, que ponen al límite a sus protagonistas y que nos hacen avanzar históricamente. De ellas, en cierto modo, puede llegar a depender nuestra evolución. Son lances que permanecen en nuestra memoria y que nos reconcilian con nuestra especie. Se producen tanto en los mares, como en tierra o en el aire, y nos hablan sobre todo de valentía y coraje, aunque también de técnica, de precisión y de un insaciable afán de conocimiento.
Nuestros primeros ejemplos tienen que ver con la aventura espacial, y para establecer su relación con la relojería contemporánea es necesario remontarse al 5 de mayo de 1961. Aquel día, el comandante Alan B. Shepard, un oficial de la Marina, se convirtió en el primer astronauta norteamericano propiamente dicho, ya que con su cápsula alcanzó la altura de 186 km. El primer americano en volar en órbita fue el teniente coronel de los Marines, John Glenn, quien con su cápsula “Friendship 7” permaneció en órbita cuatro horas cincuenta y cinco minutos. Una parte clave del equipo de John Glenn para este vuelo histórico fue el cronómetro “Heuer 2915A”, una pieza que se conserva en el National Air &space Museum de Washington DC, con una réplica expuesta en el museo TAG Heuer en La Chaux de Fonds.
TAG Heuer mantiene este espíritu pionero en la Space Exploration Technologies (SpaceX), una compañía estadounidense que diseña y fabrica algunos de los cohetes y naves espaciales más avanzados del mundo. SpaceX representa el futuro de los viajes espaciales después de haber sido elegido para reabastecer la Estación Espacial Internacional con su vehículo de lanzamiento, el Falcon 9 y la nave espacial Dragon. El 31 de mayo de 2012, Space X completó con éxito la misión histórica, haciendo del Dragon la primera nave espacial comercial que visitó la Estación Espacial Internacional. Para celebrarlo, y también para conmemorar el 50º aniversario del primer reloj enviado al espacio, TAG Heuer presentó el reloj conmemorativo “TAG Heuer Carrera Calibre 1887 SpaceX Cronógrafo”, en edición limitada de 2.012 piezas.

DE LA TIERRA A LA LUNA
El 24 de mayo de 1962, el comandante Scott Carpenter, repitió la odisea de Glenn con su cápsula “Aurora 7”, acompañado de su cronógrafo “Navitimer” de Breitling, el reloj talismán de los pilotos, creado en 1952, con su célebre regla de cálculo circular, con la que se podían efectuar todas las operaciones relacionadas con la navegación aérea. La misión se resolvió con éxito, y este pionero de la conquista espacial se sumó a las colecciones de la marca, adquiriendo el nombre de “Cosmonaute”.
El 1 de marzo de 1965, el cronógrafo “Speedmaster” de Omega fue cualificado por la NASA para volar en todas sus misiones espaciales tripuladas. De hecho, el reloj ha participado en las distintas misiones Apolo, fue el primer y único reloj utilizado en la Luna y contribuyó en librar de un desastre potencial a la misión Apolo 13. También se empleó como cronógrafo oficial del programa “Space Shuttle”, y ha sido sometido a todo tipo de pruebas a bordo de la estación espacial rusa MIR. El cronógrafo multifunción “Speedmaster X-33” está cualificado para los vuelos espaciales tanto de la NASA como de la agencia espacial rusa, y forma parte del equipo estándar de todos los astronautas y cosmonautas. Sin embargo, la aventura espacial del “Speedmaster” empezó el 3 de octubre de 1962, cuando el comandante de la Marina, Walter M. Schirra fue puesto en órbita con la “Mercury-Atlas 8”, permaneciendo en el espacio 9 horas y 13 minutos, y realizando 6 vueltas alrededor de la Tierra.
Por otra parte, no hay que olvidarse de la firma relojera Fortis, clave en el desarrollo espacial ruso llevado a cabo tras la caída del Muro de Berlín. El “Official Cosmonauts Chronograph” de esta marca acompañó a Talgat Mussabayev y Yuri Malechencko en su paseo espacial durante más de 11 horas en la misión Euromir de 1994.

EL SALTO DE BAUMGARTNER
El pasado 14 de octubre de 2012, los televisores de todo el mundo volvieron a congregar a gran parte de la población para ser testigos del salto estratosférico de Felix Baumgartner, embajador de Zenith, desde un globo aerostático y a una altitud de 39.045 m. De esta manera, el intrépido paracaidista desbancaba un récord que parecía insalvable, desde hacía 65 años, el que estableció Chuck Yeager al romper la barrera del sonido a bordo de un aeroplano experimental impulsado por un cohete.
Baumgartner rompió otros dos antiguos récords: mayor velocidad en caída libre y el vuelo tripulado en globo de mayor altura. Sin embargo, el récord que no pudo batirse fue el de mayor altura en caída libre, que continúa siendo del coronel Joe Kittinger, mentor del proyecto.
El paracaidista aterrizó sano y salvo con su paracaídas en el desierto de Nuevo México. En su muñeca latía el “Primero Stratos Flyback Stricking 10Th”, el primer reloj capaz de cruzar la barrera del sonido en un entorno espacial cercano.

EN EL GRAN AZUL
En el mundo de las grandes inmersiones, un gran avance fue la creación de la caja “Oyster” de Rolex. Esta revolucionaria creación permitió al “Rolex Sea Dweller Deep-Sea Special” alcanzar las cotas más profundas de nuestro planeta. En enero de 1960, Rolex acompañó al batiscafo sumergible Trieste, tripulado por Jacques Piccard y Donald Walsh, en la histórica inmersión de la marina estadounidense en la Fosa de las Marianas, una inmersión que alcanzó los 10.916 m de profundidad hasta el fondo del océano. El “Sea Dweller Deep-Sea Special” iba sujeto a la carcasa del Trieste. El 25 de enero de 1960 llegó un telegrama a la sede principal de Rolex en Ginebra: “tengo el placer de anunciarles que su reloj funciona tan bien a 11.000 m de profundidad como en la superficie”. Estaba firmado por Jacques Piccard.
Emulando a Piccard y a Walsh, el 26 de marzo del pasado año, el director de cine y Explorador Residente de National Geographic, James Cameron, realizó la inmersión individual más profunda  (10.908 m) y la primera en solitario a la fosa. Como único compañero se llevó un “Rolex Deepsea Challenge”, instalado en el brazo articulado del submarino.

RELOJES LEGENDARIOS
Un modelo de leyenda que llega hasta nuestros días es el “Deep Sea Chronograph” de Jaeger-LeCoultre. Desde la aparición del submarinismo en el transcurso de los años 1950, Jaeger-LeCoultre ofreció a los primeros exploradores de los fondos oceánicos, tanto a quienes buceaban con objetivos científicos como a aquellos que lo hacían con afán de descubrimiento, un instrumento que satisficiera todas sus exigencias. Además de por su incomparable legibilidad, este reloj destacaba por ser el primero equipado con alarma. Los relojeros de la firma propusieron a los adeptos del buceo una seguridad adicional mediante una alarma sonora suplementaria, cuya finalidad era indicarle al buzo que había llegado el momento de iniciar su retorno progresivo a la superficie.
Mítico también es el “Fifty Fathoms” de Blancpain, un reloj que este año celebra su 60 aniversario. En 1953, la firma suiza presentó este modelo, y lo bautizó con el nombre de “Fifty Fathoms” (50 brazas), en referencia a los 91m, la profundidad máxima que podían alcanzar los submarinistas en los años cincuenta del pasado siglo, dada la tecnología de aire comprimido de la época. El reloj fue incorporado al equipamiento de la unidad de élite de submarinistas de combate franceses, y pronto fue adoptado por civiles. Así, el “Fifty Fathoms” fue empleado por el oceanógrafo Jacques-Yves Cousteau para la realización del film “The Silent World”, ganador de un Oscar y de una palma de oro en el festival de Cannes de 1956. En 1964, participó en la expedición espeleológica de la cueva Gouffre Barger, en Francia (la más profunda del mundo, con sus 1.122 m).

OTROS RETOS
Entre las grandes gestas ligadas al mar, podemos destacar que desde 2006, Oris y el plusmarquista buceador a pulmón Carlos Coste comparten una gran pasión por el mundo del buceo. Desde el momento en el que se estableció dicha asociación, Oris y Coste han lanzado algunos modelos tecnológicamente avanzados, entre los que se encuentran su propio reloj, el “Oris Carlos Coste Edición Limitada Serie Cenote”.
Ball Watch, por su parte, colabora con el campeón de apnea francés, Guillaume Néry, con quien ha desarrollado una gama de instrumentos relojeros, dentro de la familia “Engineer Master II”, que responden a las más duras exigencias del submarinismo. Ball Watch se ha introducido también en el mundo de las grandes cumbres de la mano de la prestigiosa alpinista Edurne Pasaban.
De retos deportivos tiene mucho que decir una firma como Richard Mille, ya que está fuertemente ligada al mundo del deporte en sus distintos ámbitos. Conocida internacionalmente es su colaboración con el tenista español Rafael Nadal, así como con importantes pilotos de Formula 1. Destacamos, no obstante, que Richard Mille cuenta entre sus filas con el velocista jamaicano Yohan Blake, actual campeón del mundo en 100 m y triple medallista olímpico de Londres. El deportista cuenta con su propio reloj, el “Tourbillon RM 59-01 Yohan Blake”, una pieza excepcional con caja de composite inyectado con nanotubos de carbono. Sus dinámicos puentes abrazan el movimiento y evocan las garras de “La Bestia”, apodo con el que Blake es conocido.
Zenith, continuamente ligada a los grandes retos, colabora también -al margen del mencionado Baumgartner- con los exploradores Jean-Louis Étienne, Johan-Ernst Wilson y Antoine Cina, entre otros.

Jun.07, 2013